Algo de poesía


                 Canto de vida   
                           
                
Abro la ventana y todo estalla
La vida me espera, no se cansa
No olvido mi carga,
Sujeta a mi espalda.
Es mi sombra la que me
cubre y que me adorna.
 
A veces me espanta, me desborda,
Quiero olvidarla, pero  entonces asoma
 un profundo, un negro silencio
me inunda el alma.
 
Es extraño ser humana,
es inmenso ser persona
es, sin lugar a dudas, extraordinario
avanzar siguiendo la huella
que dejó estampada.
 
Ves a lo lejos cómo se evaporan
los sueños.
Arden mis ojos
Lloran mis manos.
Entra el vacío y me pierdo.
La brisa me persigue
Me envuelve y me eleva.
 
 
Así, así, pequeña.
Deja que se pose suavemente en tus dedos
Contempla el brillante colorido de sus alas.
Ahora levanta tu mano
Y despídete.
Déjala que llegue hasta las nubes.
Bárbara GR


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           I    
         
      CAÍDA

¡Oh, mar, amigo mío!
Anoche compartí tu furia
cuando golpeó la ventana
y traspasó mi alma herida.
 
Derrotada por la angustia,
bajé descalza hacia la oscuridad, hacia tu abismo,
el faro lejano
se ocultaba tras la impenetrable niebla.
Corrí por la arena húmeda, fría,
hasta perder el aliento.
Zarandeabas implacable mi fragilidad.
 
Qué largo, qué lento transcurrió el tiempo.
Exhausta caí  sobre la arena.
Me sumergiste en un sueño extraño.
II
PARAISO
Abro los ojos, ahí estás, ante mí,
gris y agotado por una noche en vela.
 
Acaricias la arena,
horadada por tu fuerza oscura
donde reposa mi naufragio.
 
Sobre el acantilado,
esbelto y firme, surge el faro.
 
Me incorporo,
dejo acariciar mi cuerpo entumecido
y avanzo.



III
TESORO
Cada roca que mis pies desnudos pisan
me estremecen, me rescatan de la apatía.
Dejo atrás la playa,
dejo atrás el cansancio,
destierro el miedo,
que me carcome el alma.
Una luz hermosa, cálida,
emerge, me ciega, me conforta,
me indica un sendero firme, me abre una puerta.
Confiada la atravieso,
todo cobra nuevamente su valor y su sentido.
Bárbara GR

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Las ventanas
Ventanas pequeñas, despiertas,
ventanas grandes, dormidas.
Extienden sus alas y acogen
la vida que empieza,
impregnada de aromas y
risas callejeras.

Ventanas de raso,
vestidas de seda y encajes
al viento.

A veces, desnudas como peceras
muestran de noche
íntimos secretos, escenas tiernas.
 
Ventanas, ventanas cerradas, abiertas.
Siluetas ocultas, miradas que acechan.
Oídos curiosos atentos a la charla
en la acera.
Bárbara G.R.

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“Confín azul”

Azul eterno, plomizo,
profundo y sublime.
Vaivén de sueños de espuma
que se desvanecen exhaustos, inalcanzables.

Se acerca a la orilla, ruda y paciente,
donde todo expira o, tal vez,
donde todo emerge.

Barrera azul, inquebrantable e inquieta.

Allá, a lo lejos, un barco surca las aguas de plata.
Se aleja imperceptible siguiendo su rumbo,
se aferran a su estela, los adioses, los besos;
flotan en el viento palabras de ánimo y consuelo.

Atrás queda la ciudad diminuta,
un anhelo lejano, de ensueño se despeja

Azul eterno,
profundo y sublime.
Océano. Contorno
Probabilidad.Océano.
Distancia. Confín.
Océano. Esperanza…


Bárbara G. R.

























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